HOY SE CUMPLEN 39 AÑOS DEL TERREMOTO DE POPAYÁN

Terremoto 5Hace 39 años, un 31 de marzo, un día como hoy, pero de 1983 a las 8:15 a.m. se respiraba incertidumbre en Popayán. El terror se adueñó de las calles en pleno Jueves Santo tras un terremoto que alcanzó los 5,5 grados en la escala de Richter. Fueron aproximadamente unos 15 segundos de caos.

Ante los ojos de la comunidad se desmoronaba todo lo que conocían, el templo de San Francisco, el teatro municipal Guillermo Valencia, la Catedral Basílica, la alcaldía, el cementerio central, los bloques de Pubenza, entre otros sitios emblemáticos de la capital del departamento del Cauca que caían como fichas de dominó. La mitad de sus 35 iglesias estaban derrumbadas.

“Cuando la tierra comenzó a sacudir y bramar los 20 mil habitantes se lanzaron en pijama a la calle y como enloquecidos comenzaron a correr hacia todos lados, pero estaban cercados por el Apocalipsis que azotaba”, se lee en el periódico EL TIEMPO de la época.

Aproximadamente 6.800 viviendas y edificios, ubicados en su mayoría en la zona histórica de Popayán, fueron derribados por el movimiento telúrico que dejó un saldo de 267 personas muertas y 7.500 heridos. "Dios mío, por qué permitiste esto en este Jueves Santo", exclamaba el arzobispo Samuel Silverio Buitrago.

El movimiento fue tan fuerte que hasta los muertos salieron de sus tumbas, más de mil cadáveres o lo que quedaban de ellos, quedaron al descubierto cuando una pared del cementerio central se fue para el suelo. Los ataúdes se acabaron en las cinco funerarias que existían en la ciudad.

Popayán debía reconstruirse entre la desolación de las pérdidas humanas, los escombros de lo que se cayó a pedazos y una Colombia que luchaba contra la expansión de la violencia.

“Cuando ocurrió el terremoto, el contexto histórico del país era complejo debido al incremento de la violencia por la expansión de las guerrillas y la temprana incursión del narcotráfico en la vida pública colombiana, siendo presidente Belisario Betancur, quien había llegado un año antes con banderas de reconciliación entre los colombianos”, cuenta Néstor Cardozo, historiador de la Universidad Nacional.

Ante ese desafío, Betancur expidió los decretos 1918, 2028 y 2029 que permitieron asignar dineros especiales para ayudar a la ciudad en su proceso de restauración de la ciudad que al momento de la tragedia se encontraba realizando los preparativos para las tradicionales procesiones que le han dado reconocimiento alrededor de América Latina.

El mandatario viajó de Nevia al epicentro de la tragedia y se reunión con un comité de emergencia y se empezó a coordinar un plan de ayuda y labores de apoyo. Se dio la orden al Idema de racionalizar el suministro de alimento, se pidió restringir la salida de comida y se ordenó a las Fuerzas Militares y la Policía asumir el control total del lugar.

Agua y sangre eran las principales necesidades, según un informe de la Defensa Civil Colombiana, por lo que varias víctimas tuvieron que ser trasladadas a Bogotá, Cali y municipios cercanos.

Carros de fábricas se unieron a los de bomberos y se desplazaron con tanques para facilitar el abastecimiento de agua, mientras se trabajaba por recuperar el servicio de energía que colapsó por la interrupción de varios transformadores.

“La Ciudad Blanca se vio desolada y destruida, pues además de afectar a poblaciones aledañas, los daños más graves se presentaron en su zona histórica, justamente donde se realizaban estos actos religiosos. La reconstrucción tomó algo más de cinco años”, recuerda Cardozo.

Para el experto, esta no ha sido la única fecha en donde se registró un terremoto en esa zona, en los años 1566, 1735, 1789, 1825, 1906 y 1979 también se vivieron las consecuencias dejadas tras movimientos telúricos. Esto, según él, no es fortuito, pues Popayán “está sobre la zona del planeta que se conoce como el cinturón de fuego del Pacífico, que es donde se presenta con mayor frecuencia actividad sísmica y volcánica”.

La población poco a poco volvió a levantarse, y con los años hizo de este momento un recordatorio de la fortaleza de su pueblo. “Es importante reivindicar a las víctimas, las personas afectadas, pero también mostrar la importancia de cómo el pasado nos recuerda cómo hemos logrado resurgir y renacer, tener conciencia de la importancia de seguir”, dice el historiador.

EL TIEMPO recuerda este hecho como un ejercicio de memoria y se une al grupo de personas que este 31 de marzo del 2022 hacen una pausa para rememorar la que para muchos es una de las páginas más difíciles de la historia de Popayán.

Nota tomada de: eltiempo.com

Etiquetas: Incertidumbre,, Radio Diez Internacional,, Terremoto de Popayán,, Ciudad de Popayán,, Caos,, 39 Años Terremoto,, Escala de Richter,

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