Ser periodista hoy
Como escribiera alguna vez Gabriel García Márquez, ser periodista exige responsabilidad e integridad, requiere una valoración ética y tener un sentido de misión, pero no es una tarea sencilla aunque muchos piensen lo contrario.
A lo largo de una vida que ha girado en torno de esta actividad absorbente y frenética, es inevitable estarse indagando por el sentido de este trabajo.
También en momentos como el actual, cuando estallan viscerales enfrentamientos, resurgen las polémicas entre gobierno y periodistas sobre quién manipula a quién en la información pública, o persisten los intentos gubernamentales por constreñir a los medios.
Pero, en términos más generales, la pregunta sobre la razón de ser periodista hoy, cobra especial vigencia en este siglo, cuando los medios no solo están sometidos a un escrutinio cada vez más crítico del público, parecen amenazar el alma misma de una profesión que se ha preciado de su independencia para fiscalizar a los poderes públicos y privados.
Uno de los padres del periodismo moderno, Joseph Pulitzer, decía: La prensa debía luchar siempre por la reforma y el progreso, no tolerar nunca la injusticia o la corrupción, combatir siempre a los demagogos de todos los partidos, no pertenecer jamás a un partido, tener siempre simpatía por los pobres, oponerse a los privilegios individuales, defender el interés público, ser drásticamente independiente y nunca temerle a la denuncia del mal.
¿Pero qué es y qué debe ser el periodista y cuál su misión primordial?
Toda suerte de interrogantes sobre su fondo y forma sacuden hoy una profesión que vive del vaivén de los gobiernos.
Para conservar el alma, o al menos un pedazo de ella, habría que regresar a las raíces hoy desdibujadas, ser voz de la comunidad que no tiene vocería y fiscalizador de los que tienen demasiada, pero complicado, sin duda, cuando la información se ha convertido en el bien que más codician hoy los grandes poderes económicos, y el que más pretende controlar políticos y gobernantes.
Pero el periodismo sigue siendo una actividad fascinante, las tensiones que lo acompañan, por la complejidad y el dinamismo de la sociedad a la cual se debe, lo convierten en un campo repleto de desafíos, pero el mayor desafío del periodismo, y sobre todo el que uno hace en el lugar donde vive, sigue siendo el que está vinculado con su responsabilidad social, el tratar de llegar a la gente y con la mayor calidad, honestidad, independencia y oportunidad posible, aunque esta independencia profesional muchas veces sea forzada por los poderes económicos o políticos de turno.
No hay que olvidar que el periodista tiene al frente a un público omnipresente que lo mira permanentemente y evalúa sin tregua.
Hasta la próxima… Y feliz día a todos los periodistas.